Fernando es un perdedor. Un tipo gris, sin ambición, que trabaja como reponedor en un supermercado del barrio. En sus ratos libres es portero suplente de un equipo de fútbol de tercera regional. En toda la temporada no ha jugado ni un solo minuto, pero el último domingo de la liga el árbitro señala penalti y el portero titular se lesiona. Fernando tiene que ocupar la portería por primera vez. Si para el penalti, el equipo del barrio se proclamará campeón y subirá de categoría. Si no, todo el esfuerzo de un año no habrá valido para nada.