Mitsuki y Yûya se convierten en hermanastros debido al matrimonio de sus padres. Mitsuki no termina de llevarse bien con su nueva familia y Yûya no sabe cómo acercarse a su nueva hermanastra. Un día, Mitsuki queda poseída por el espíritu de Hiyori. A Hiyori le gusta Yûya y cree que éste puede ayudarla a llegar al cielo. Hiyori le coloca un cinturón de castidad a Mitsuki y se lleva a cabo un plan para ayudar a enviar a Hiyori al cielo.